
Traducido al castellano como Prologo o prefacio es “la parte que viene antes del discurso”. En lengua francesa L’avant propos tiene una raíz común con Avant garde, término militar que define a una parte del grupo militar que marcha delante del grueso de las tropas con fin de observar y reconocer el terreno para facilitar su avance. Las Vanguardias han sido y son una parte fundamental de la Historia de las artes, refundado su discurso hasta la extenuación desde la modernidad hasta nuestros días, en la actualidad nos queda la crisis de un lenguaje fagocitado y procesado por la sociedad de consumo. De los difusos límites de este corpus, es de los que me ocuparé en este blog. Lo haré apoyándome en la Historia del arte, la teoría del arte y diferentes elementos de esto, que se ha dado en llamar, comunicación visual y que abarca multitud de manifestaciones de toda índole. Desde las más clásicas creaciones plásticas hasta otras híbridas, mestizas o simples revisiones históricas o estéticas. Lugares comunes de la mirada del tiempo, de la cultura, de la historia
Hace algunos años habría escrito sobre los límites del mar, que, por ser una magnitud visualmente inconmensurable y perpetuamente dinámica, tiene precisamente esa virtud de ser un escenario ideal para el delirio. Intuimos la curvatura del horizonte, que, aunque creemos ver, únicamente imaginamos. Poner la mente al servicio de los sentidos para que sea tamiz y así separar grano y paja. Como en un Haïku hubiera querido retener el peso de esa idea, la dimensión carnal que entrelaza el elemento agua con ojo. No cuento nada nuevo si os digo que los ojos abrazan, palpan, tocan… Es esa cualidad plástica de la mirada la que la ha permitido construir su propia historia. Pero se da la paradoja de que la mirada no es inocente, jamás lo ha sido, si no lo creéis preguntadle al gato de Schrödinger, condenado al limbo cuántico.
Todas las opiniones aqui expuestas son personales y sujetas a un largo periodo de aprendizaje crítico. Haré especial hincapié en justificar mi discurso in extenso y con aparato crítico siempre que sea necesario. Por último, me gustaría conocer sus opiniones al respecto: sus puntos de vista, sus argumentaciones, sus exposiciones. Siempre serán tomadas con el rigor que merezcan.